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Extraño caso de los agujeros en la cabeza

Durante los años sesenta en el mundo se vivía la fiebre del flower power promovido por el movimiento hippie, dentro del cual se efectuaron diferentes practicas que escandalizaron a la sociedad; pero ninguna llamó tanto la atención como la realizada por el médico holandés Bart Huges, quien estaba convencido de que el grado y el estado de paz de la propia conciencia dependían principalmente del equilibrio entre el volumen de sangre en el cerebro y el del fluido espinal.

En su hipótesis, que describe, en el libro The Mechanism of Brainbloodvolume –conocido también como Homo Sapiens Correctus-, aseguraba que desde que el hombre comenzó la bidepestación su cerebro se vio encerrado en una estructura envolvente rígida que redujo el caudal de la segunda sustancia, el fluido espinal, lo cual propició que se volviera un animal violento.

La solución propuesta por Huges se centraba en, con un taladro eléctrico, hacer un hueco circular en la cabeza de los pacientes violentos, para promover la circulación en la cabeza de los pacientes violentos, para promover la circulación sanguínea del cerebro y le flujo del líquido espinal a fin de establecer el equilibrio entre ambos. De esta forma el subconsciente del paciente tendría una regresión al estado infantil y lo pondría en contacto con sus sueños, imaginaciones y sensaciones primitivas, que los adultos había perdido cuando los huesos de su cráneo se solidificaron tras el nacimiento. El ‘agujero craneal’ de Huges prometía un estimulo mental permanente. El médico realizó trepanaciones a varias personas antes de que su práctica fuera descubierta y suspendida por las autoridades holandesas, y después encerrado en un manicomio.

A pesar de sus inconcebibles ideas, tuvieron éxito en las comunidades hippies de la época, incluso su discípulo Joseph Mellen, un médico graduado de Oxford, siguió practicando de manera clandestina la operación llamada Brainbloodvolum o Volumen de sangre en el cerebro, después de que publicara su libro Bore Hole. En el que se describía como se había autorrealizado la trepanación craneal y las ventajas que experimentó, como tener una nueva sensación de bienestar. Amanda Fielding, su amiga, se sometió también a esta curación pero con la condición de filmar el procedimiento, al cual después tituló “Heatbeat in the Brain” (Latido del corazón en el cerebro). Estas ‘obras’ se encuentran hoy en exhibición en la Galería de Arte de Londres, Inglaterra.

Fuente: Muy Interesante