Una de las razones por las que se prohibe la cacería de ballenas es por ser un negocio rentable.
Un estudio realizado, con el apoyo financiero del Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales, reveló que las ganancias obtenidas por la observación de las ballenas en 2008, fue de 2,100 millones de dólares. De hecho ha tenido un considerable crecimiento durante los últimos años, generando así unos 13,000 empleos.