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La batalla que ganaron los persas lanzando gatos a los egipcios

Quizá te parezca gracioso el título y te preguntes, cómo fue esto posible. Pues bien, te lo contaremos.

Corría el año 525 a. C., y Egipto estaba en sus momentos más débiles de la historia. Por su parte los persas eran un ejército que cada vez agregaban más territorios a sus dominios. Era cuestión de tiempo. Ahora estaban sobre Egipto.

El ejército persa decide cruzar la Península de Sinaí, y el faraón sólo tiene posibilidades de ganar la batalla si consigue el apoyo de ciudades griegas con las que mantiene relaciones comerciales. Lastimosamente, éstas ya han hecho alianzas con Cambises II, el rey persa, heredero del Ciro el Grande.

El faraón Psamético III, se puso al frente de sus hombres para evitar el avance del enemigo, la batalla tuvo como escenario la ciudad de Pelusium. Según, el historiador griego Ctesias, ambos bandos contaron con aliados extranjeros. La lucha fue sangrienta. Sin embargo, los persas utilizaron uno de los recursos más curiosos que se han utilizando en una guerra: gatos.

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Según algunas versiones, los persas lucían en sus escudos la imagen de Bastet, la diosa del panteón egipcio cuya representación es la de una mujer con cabeza de gata llevando un sistro. Otras versiones dicen que en realidad lo que llevaban en sus escudos eran gatos amarrados, provocando el conflicto interno de los egipcios a golpear dichas escudos. El faraón y los sobrevivientes huyeron protegiéndose tras las murallas de la ciudad de Pelusium.

Los persas habían encontrado el talón de Aquiles de los egipcios. Ellos sabían que los egipcios consideraban sagrados a estos animales, así que decidieron lanzar gatos vivos sobre las murallas. Los egipcios no podían atacar ante la lluvia de gatos, y no les quedó otra opción que salir huyendo a Ménfis, donde finalmente fueron derrotas, según los escritos de Polineo, general y abogado macedonio del siglo II d.C, en su obra Estratagema.

¿Qué te ha parecido esta curiosa historia?

Vía: La brújula verde.